jueves, 8 de agosto de 2013

La devaluación de las promesas europeas

En los últimos años ha tenido un lugar un fenómeno que ha afectado a los jóvenes valores del baloncesto europeo: su proyección de futuro NBA se ha visto muy reducida como consecuencia de su entrada al profesionalismo FIBA.
Podemos establecer como referencia las categorías inferiores de sub18 o sub19. Ha sido habitual en los últimos años ver como jugadores europeos dominaban a placer mundiales o europeos en éstas categorías, situándose como números 1 provisionales en los "mock drafts" de la NBA (los pronósticos para los drafts de los años sucesivos), pero que finalmente no han conseguido culminar éstas expectativas, y hancaídoa posiciones más bajas del Draft.

Pongamos casos concretos:

Ricky Rubio. Considerado el jugador que más ha dominado las categorías inferiores en el baloncesto moderno. Desde 2006 se estilaba como máximo candidato a número uno del draft en cuanto se presentase. Su Europeo sub-16, culminado con un 51p-24r-12a en la final le encumbró como la mayor promesa que ha dado el baloncesto FIBA. Con 18 años era un fijo en la selección absoluta pero finalmente, cayó hasta un decepcionante número 5 en el draft de 2009.

Vamos, antes de analizar las posibles causas de éste suceso, a plantear otro caso semejante. Hablamos de Jonas Valanciunas. El pívot lituano se salió en todas las competiciones inferiores que disputó, incluyendo MVP en el mundial sub-19. No obstante, la entrada en el profesionalismo europeo también frenó las aspiraciones para el draft del pívot lituano, que cayó hasta el número 5, cuando años anteriores se le colocaba como indiscutible número 1.

Otro caso muy sonado es el del también lituano Motjetunas. El ala-pívot, gracias a su altura combinada con una gran dosis de talento, dominó los Europeos u-18 y el Mundial U-19 y, tras debutar con Zalgiris a los 17 años, muchos lo compraban como futuro número 1 del draft, o cuánto menos un top-3 asegurado. De nuevo nos encontramos que la entrada al profesionalismo frena en seco las aspiraciones del jugador: dos temporadas en Bolonia y caída hasta el número 20 del draft.

Éstos son los tres casos más sonados de los últimos años pero lo mismo sigue aconteciendo en la actualidad. Ésta vez los afectados son dos croatas.

Empecemos con el caso Saric. Saltó a la fama internacional tras rebentar el europeo u16 de 2010 promediando unos estratosféricos  24,2p 11,5r y 5,8a. En éste punto Saric se sitúa como favorito para el número 1 del Draft 2013. Desde entonces, y a pesar de seguir dominando las categorías inferiores, su cotización NBA ha bajado. No se presentó al Draft de éste año y para el 2014 se encuentra proyectado a un mediocre número 15. ¿La razón? Dos temporadas mediocres en Zagreb con más problemas extradeportivos que baloncesto.

El caso más reciente es el de Mario Hezonja. El croata llego el año pasado al Barcelona como la gran promesa europea del momento. Los mock Drafts le situaban en el top3 del año 2014. Tras una buena temporada en LEB Oro, pero sin apenas oportunidades en el primer equipo su cotización ha caído hasta una hipotética posición entre 10-15.


El nutrido número de casos y lo sonado de los mismos descarta que se trate de sucesos aislados (un mal entrenador, eternas promesas...) sinó que se trata de un mismo fenómeno.
Con éste artículo no pretendo desprestigiar ni criticar de ninguna forma a los jugadores menciondos. Al contrario, pienso que todos ellos son grandísimos jugadores y que el tiempo terminará por ponerles en su lugar. A Ricky, Valanciunas y a Saric espero verles asiduamente en el All Star en la próxima década.

En cuánto a las causas de éste fenómeno, seguro que son muchas y que cada caso es un mundo.
No obstante, creo que la principal  respecto las promesas americanas que sí que terminan por triunfar en el Draft es que el entorno de un equipo profesional europeo no está tan enfocado a la mejora individual como lo está el sistema universitario americano.

En un ejemplo. ¿Como podria mejorar Ricky Rubio su lanzamiento exterior si el jueves tiene partido en Estambul, el domingo en Málaga, y además las sesiones de entrenamiento consisten en buena parte de vídeo o de trabajo de los más de 100 sistemas de Xavi Pascual?
El entorno profesional FIBA, especialmente en la élite, está enfocado a que jugadores ya formados consigan títulos a corto plazo. La veteranía, el scouting y el juego en equipo son trascendentales para un equipo ganador. Las jóvenes promesas son un factor secundario cuando el objetivo es el triunfo inmediato, y especialmente cuando su futuro a medio plazo es la NBA. ¿Por qué un entrenador FIBA habría de darle 25 minutos por partido a un jugador joven, si sabe que a la que cuando esté formado, cuando realmente le pueda sacar jugo, se va a marchar a la NBA?
Como vemos, se trata de casos complejos que trascienden el entorno del propio jugador.

Si cruzamos el charco observamos como la vida de un jugador universitario americano es totalmente distinto. La temporad regular consta de entre 30-40 partidos, una cantidad muy razonable, a razón de unos 3 partidos cada 2 semanas, y con desplazamientos generalmente cortos.
El nivel de la competición es menor, no cabe duda. Per tampoco se puede dudar que los jugadores invierten muchísimo más tiempo en su formación individual: lanzamiento, manejo de balón, defensa, condiciones físicas, lectura del juego y un entrenamiento táctico suficiente para afrontar una carrera profesional. Todo bajo el rasero igualitario que supone enfrentarte semanalmente a jugadores de tu rango de edad.

En resumen, tanto el ambiente FIBA como el universitario presentan sus pros y sus contras para la formación de nuevos tlentos enel baloncesto. Pero mi sensación es que, en los últimos años, la balanza se está decantando a favor de los americanos.